Un día se vio inmerso en desigual combate
Los enemigos caían bajo su espada, sus fuerzas flaqueaban. De la nada apareció un anciano ciego, con una armadura hecha en cañas de bambú y peleando a su lado los pusieron a todos en fuga
Invitó a su camarada a compartir la mesa del triunfo.
Se sentaron a disponer de la cenaUna atractiva y joven mujer se postró ante los pies del guerrero, presentando una enorme bandeja de plata con frutas, como tributo por la victoria
Sin mediar palabra, el ciego desenvainó su espada matando a la doncella, recibiendo a cambio una herida mortal de su anfitrión
La vanidad no te permite ver con claridad las cosas- susurro- y apartando las frutas le enseño la daga con que la doncella pensaba terminar con su vida
El orgullo domina tus actos, vives solo para alardear de tus conquistas.
Escucha tu voz interior.
Intento en vano detener la hemorragia
Despójate de aquello que condicione tu serSe incorporo lentamente marchándose como había llegado
Llorando arrojo al fuego su armadura. Trato de tomarla pero el calor de las llamas la consumía hasta que empezó a fundirse
Junto sus cosas y se interno el bosque de bambú.