miércoles, 10 de marzo de 2010

EL REFLEJO


El tiempo como lo conocemos los humanos es una ilusión.




Esta narración quizás sea eso, nada más que una ilusión para recrear la realidad.

...

Nadie sabe cuando ni por qué...



...comenzó a remar.



Ni si sólo lo hacía para ganarse la moneda que le daban los viajeros al terminar el cruce del ancho río.



Siempre cantando...



...al compás de cada remada.



Un mercader ciego, al llegar le dio una moneda y un trozo de vidrio.


Nunca había visto nada igual, reflejaba no solo la luz del sol...



...sino que reproducía la imagen, de todo lo que lo enfrentaba.


Rápidamente lo guardó en su bolsa.


Lo acercó a sus ojos y descubrió que estos tenían el color del pasto en otoño.




Cuidadosamente lo montó sobre una tabla de madera, lamentando que solo le permitiera ver sus ojos... uno por vez.

Decidido a agrandar la superficie, añadió trozos de vidrio, metales bruñidos, que agregaba y quitaba a su antojo.

Su objetivo era poder ver su rostros completo.

Su obra se había transformado, en un caprichoso y confuso espiral.


Cuando la consideró terminada, la enfrentó comenzando a cantar y sonreír.


Descubriendo que no le gustaba lo que veía. Debía cambiar.

Nunca más cantaría en el bote, evitando sonreír...


...preocupado por lo que dirían sus pasajeros.

Se transformó en un opaco botero.

Una mañana en la otra orilla esperaba por sus servicio el anciano mercader.

Lo ayudó a subir y una vez acomodado le preguntó que hizo con el espejo que le regaló.

No supo que responder... le siguió diciendo que le extrañaba que ya no cantara, sin recibir respuesta alguna.


Una vez en la orilla lo condujo al hombre hasta donde guardaba su creación.


El mercader recorrió con la yema de sus dedos la despareja superficie.


Sonrió levemente, para hacer lo mismo en el rostro del atónito botero.

Le preguntó que era eso que le mostró... le dijo que no sabía su nombre, pero le explicó como lo usaba.



Volvió a sonreír. Buscas ver tu reflejo


La vanidad es como la ceguera...

...nunca te permitirá ver más allá de ella.


Descúbrete a ti mismo en las cosas que haces...


...siente la vida.

Puedes sentir el calor del sol, pero no fijar la vista en él.


Podrás sentir el viento en tu cara, pero no verlo.


Aquel que sólo ve el reflejo, está viendo sólo una parte de la vida.


Se parte de todo con TODOS y serás UNO con el PADRE.


Amando la Vida serás Amado!


Mas que así sea!


Tomó sus cosas y partió como había llegado, en silencio.


Todos alguna vez estuvimos ciegos. Todos remamos hasta el ocaso en el río de la vida.


Que estas simples palabras nos ayuden a hacerlo con alegría, dejando detrás los falsos resplandores...


...para que al contemplarlos, veamos mas allá de nuestro reflejo.

Dejando definitivamente la vanidosa ceguera.